La miopía en niños y adolescentes: una preocupación creciente
En los últimos años, la miopía infantil se ha convertido en un problema de salud pública a nivel mundial. Cada vez más niños y adolescentes presentan dificultad para ver de lejos, lo que afecta su desempeño académico, su bienestar y su calidad de vida.
¿Qué tan frecuente es?
A nivel global, se estima que para el año 2050, que el 50% de la población será miope. En países del este y sudeste asíatico, más del 80% de los adolescentes ya presentan esta condición. En América Latina, los números son más bajos, pero preocupantes: en Ecuador, estudios recientes muestran que la miopía afecta entre el 15% y 25% de los escolares, y la cifra va en aumento.
¿Por qué está aumentando la miopía?
El uso excesivo de pantallas, el poco tiempo al aire libre y el aumento de actividades en visión cercana (como leer o usar el celular) son factores clave. La genética también influye, pero los hábitos visuales del día a día tienen un impacto determinante.
¿La miopía es hereditaria?
Sí, los antecedentes familiares juegan un papel importante. Si ninguno de los padres es miope, el riesgo de que el niño desarrolle miopía es bajo. Sin embargo, si uno de los padres tiene miopía, el riesgo se triplica, y si ambos padres son miopes, el riesgo aumenta hasta seis veces.
Esto no significa que sea inevitable, pero sí hace aún más importante realizar controles visuales frecuentes y adoptar medidas preventivas desde edades tempranas.
¿Cómo se puede controlar la miopía?
Afortunadamente, hoy contamos con diversas estrategias para tratar su progresión:
🔹 Ópticas:
•Lentes monofocales (tradicionales).
•Lentes con tecnología DIMS (Defocus Incorporated Multiple Segments), diseñados específicamente para controlar la progresión de la miopía.
🔹 Farmacológicas:
•Gotas oftálmicas de atropina diluída a distintas concentraciones, que han demostrado eficacia para ralentizar la progresión miopía de forma segura en niños.
🔹 Conductuales:
•Aumentar el tiempo diario al aire libre (idealmente más de 2 horas al día).
•Limitar el uso de pantallas y asegurar pausas visuales durante actividades prolongadas en visión cercana (Regla 20-20-20).
•Estudiar en ambientes bien iluminados y con posturas adecuadas.
¿Qué pueden hacer los padres?
La detección temprana es fundamental. Un examen visual anual completo con un Oftalmólogo Pediatra permite evaluar el estado visual del niño, determinar si ya hay miopía y proponer el tratamiento más adecuado según su caso particular.
En nuestro consultorio la atención se centra en prevenir, diagnosticar y controlar la miopía infantil de forma integral, con la calidez y la experiencia que los niños merecen.
Una consulta a tiempo puede marcar la diferencia en la salud visual de tus hijos.